Nutriendo una comunidad, gota a gota
Durante más de dos décadas, la Iglesia de San Antonio en Gospadu, India, ha sido un centro de esperanza y hospitalidad. Como parroquia misionera franciscana, extiende su atención mucho más allá de los muros de su capilla, ofreciendo asistencia pastoral, educación y apoyo a ocho aldeas de los alrededores. Cuando la escasez de agua comenzó a amenazar los árboles, los jardines y la salud de las familias locales de la misión, los frailes reconocieron una necesidad más profunda: una fuente de agua sostenible que pudiera abastecer tanto a la tierra como a las personas que dependen de ella.


El peso de la escasez de agua
Los habitantes de Gospadu —en su mayoría trabajadores sin tierra y domésticos— se enfrentan a la pobreza extrema. Sus ingresos son bajos, sus oportunidades son escasas, y el agua, una de las necesidades más básicas, se ha vuelto peligrosamente escasa. Las sequías y la irregularidad de las lluvias dificultan el mantenimiento de los cultivos y los árboles, y el calor del verano pone en mayor riesgo los ya frágiles ecosistemas y los medios de vida.
Los frailes observaban cómo la comunidad luchaba y cómo sus propias tierras, árboles y jardines se marchitaban.
Un pozo de posibilidades
Gracias al apoyo de donantes, la solución a la prolongada crisis hídrica llegó con un pozo profundo y estrecho perforado para extraer agua subterránea. Tras un minucioso estudio de viabilidad, los frailes supervisaron la instalación del pozo en el lugar más prometedor de los terrenos de la parroquia. El proyecto, con un presupuesto de $6,704, proporcionó agua no solo para los árboles y jardines, sino también para el uso agrícola local y las necesidades diarias de la comunidad circundante.
Los resultados han sido inmediatos y vivificantes. Los árboles frutales y de sombra están prosperando de nuevo. El huerto está creciendo. Las familias ahora tienen un acceso más fiable al agua, lo que mejora su salud y reduce la carga diaria de escasez. La agricultura, una fuente de sustento frágil pero vital, vuelve a ser sostenible.


Éxito sostenible
Los frailes, con el apoyo de trabajadores locales dedicados, continúan supervisando y manteniendo el pozo, asegurando su funcionamiento a largo plazo. La presencia de esta fuente constante de agua ha transformado la capacidad de la parroquia para vivir su misión: cuidar la creación, alimentar a los necesitados y ofrecer apoyo práctico.
Gracias a la generosidad de los donantes, esta comunidad rural ha dado un paso más hacia la estabilidad, la dignidad y el florecimiento.
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