Desde el brote de la pandemia, en marzo de 2020, Brasil ha sufrido enormes tragedias relacionadas con la pandemia con más de 32 millones de casos de COVID.¹ Brasil ocupa el segundo lugar en el mundo después de Estados Unidos, con más de 670.000 muertes y escalando. La asombrosa cifra de 116 millones de brasileños (aproximadamente el 54 % de la población del país) sufre inseguridad alimentaria y otros efectos socioeconómicos de la pandemia.²
En 2020, Franciscan Missions otorgó una subvención financiera a varias provincias franciscanas de Brasil. Una parte del apoyo se utilizó para establecer comedores comunitarios. Estas cocinas, ubicadas en áreas pobres, cuentan con voluntarios locales que preparan alimentos y distribuyen comidas a los pobres. Los alimentos se obtuvieron a través del apoyo local de cooperativas agrícolas familiares pobres. Los agricultores reciben apoyo financiero para producir y entregar verduras, hortalizas, frutas y huevos cultivados localmente. Esta estrategia de apoyo económico está ayudando a más de 100 granjas familiares pobres en áreas rurales a continuar durante esta crisis. Asegura alimentos de calidad para la población vulnerable a través de los comedores comunitarios.
Los comedores comunitarios son un símbolo de resistencia en estos tiempos difíciles. También son símbolo de esperanza porque siembran otros valores de solidaridad y cuidado. Cumplen una función social en ausencia de políticas públicas dirigidas a la seguridad alimentaria y nutricional. La entrega de alimentos por sí sola no resuelve todos los problemas que enfrentan las comunidades necesitadas.
La unidad y colaboración de las personas generadas por los comedores comunitarios puede conducir al desarrollo de otras estrategias para abordar las necesidades socioeconómicas en Brasil.
- Contenido de Worldometers.info
- The New Humanitarian, artículo: “La pandemia vuelve a poner a Brasil en el mapa mundial del hambre” (19 de julio de 2021)