Vienen de todos los rincones del mundo.

Aproximadamente 2.000 jóvenes han respondido al llamado. Vienen de diferentes continentes y regiones y tienen diversos orígenes, pero comparten el mismo objetivo: seguir los pasos de San Francisco como frailes misioneros franciscanos.

El camino que han emprendido es difícil. Requiere sacrificio y dedicación. Los estudios académicos, la formación pastoral y el crecimiento espiritual y personal requieren mucho de estos hombres. Saben lo importante que es para ellos abrirse al Espíritu Santo y entregarse totalmente a Dios, para poder serviros a vosotros, el pueblo de Dios, como lo haría Cristo.

El fraile franciscano Padre Alan, OFM respondió al llamado de Cristo.

Gracias a sus oraciones y generosidad, el P. Alan fue ordenado recientemente como sacerdote misionero franciscano. Está al servicio de los pobres en Congo-Brazzaville.

Conoció a los frailes por primera vez en 2006 y allí se plantó la semilla de una vocación. Después de un año sirviendo a su comunidad como trabajador de cuidados paliativos, decidió convertirse en misionero franciscano.

En 2013 pudo estudiar filosofía. En 2016 aprendió a hablar italiano en Roma y luego fue a Jerusalén a estudiar teología.

P. Alan ahora sirve como vicario parroquial en Djiri, donde difunde el Evangelio, trabaja con los pobres de la comunidad local y es responsable de la escuela Santa Chiara que educa y cuida a 500 niños.

Está muy agradecido con los benefactores que apoyaron su formación, porque sin ellos todo lo que hoy hace no hubiera sido posible.

En nombre del Padre Alan y de todos los misioneros franciscanos, doy gracias a Dios por vosotros, ¡y os lo agradezco con todo mi corazón!

 

Tuyo en Cristo

Hermano Andrew Brophy, OFM

Director ejecutivo